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#amor fati – @steifri on Tumblr
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stei fri ♥

@steifri / steifri.tumblr.com

nada que perder.
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Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos: Estado, al lugar en que todos, buenos y malos, se pierden a sí mismos: Estado, al lugar donde el lento suicidio de todos - se llama «la vida».

Friedrich Nietzsche.

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Se la bate a todo lo que malogre tu cuerpo, que vuelva cualquier parte de él un ojo negro, un estuche de puntos ciegos. También lo que apague como a botellazos tus ideas luminosas de mezquino consumo de frágiles watts. Lámparas miedosas que de tanto entrenamiento duro tiemblan y bajan su tensión con la vibración del sonido del motor del auto, que en la puerta de la casa amenaza que a minutos está del próximo round. Sería que se la pone a todo lo que pelee contra tus ideas y tus sentimientos en desventaja. Para esos sentimientos hay palabras: Para la tristeza hay la palabra tristeza, Para el miedo la palabra miedo, Para el desamor, la desamor. Para la palabra violencia hay imágenes: Una cara envejecida antes de tiempo como si un elástico le cruzara la frente; el ruido delator de los platos rotos y un patio que él cubrió con cemento la tierra donde ella quería poner helechos y malvones, gajitos que trajo del interior. Ni cabida a todo lo que arruine la manera que vos tenés de verte, corte espejo; Que sea descansero, con lo que hagas. Manipulero. Que atrevido te malondee con si querés terminar el secundario, cambiar el bar por una tiendita de ropa o salir a vender pan casero. Eso que te quiera decir como bailar, de lo que te rias; que si te ponés la pollera corta, el jean ajustado o la remera muy apretadita. Que te sargentee o te delire si te cabe ir a la iglesia de la pastora norma o a la misa. Tirarte las cartas. Prenderle una vela a la estampita del gauchito gil arriba de la repisa. Que te haga callar en la mesa. Que te haga callar en la pieza. Que te haga callar en la vereda. Que te haga callar delante de los chicos. Que te haga callar cuando el partido. Que te haga callar cuando te haga el ruido el estómago. Que te haga callar cuando estés a solas con esa que eras vos. Tampoco que con la bandera del amor te tenga chivando contra las cuerdas, vigilanteandote con quién hablás, a quién mirás o a dónde van tus piernas o los mensajes de tu celular. Permiso y plata se le pide al banco y a los viejos. Hay cosas que son legales nomás y más que legales divertidas en las letras de cumbia, adentro de la boca de Dalila. Ahí nada más se menean, ahí te excitan. Rajá, tomátela. Plantate groso. Parate de manos. Pirátela. Forcejeá. Escapá. Agitá. Cuando se te queme el rancho abanicá las ventanas. Sacá el humo quilombero afuera, disfrutá cuando el fuego infiel agarre el campo seco desde hace años. Mientras todo se va a la mierda, sentate en el cordón cuneta, como cuando el Cristo hizo sentar a la multitud que lo seguía sobre el pasto para organizar la comida de los panes y los pescados. Lo primero que necesitas es descanso. Sin culpa mirá como se viene todo abajo: Se caen las chapas, se derriten los vasos. El calor explota las copas en la vitrina fuera de moda. Se incendian los tapizados de las sillas retapizadas con la misma tela con las que cosiste las cortinas con tus propias manos mientras todos dormian. Quedate tranqui. No sos zorra, ni putita. Ni te gusta que te bajen los dientes. Creeme se puede levantar una ciudad en ruinas. Creeme se puede levantar una ciudad en ruinas. Creeme se puede levantar una ciudad en ruinas. Nadie es sola, ni mucho menos solita. Lo dice la ley mamita que no puede hacerte sentir culpable el limón que olvidaste para las milanesas que empanaste con tus propias manos. No son las que te hacen llorar, las raíces amargas crecidas de tu pelo teñido, ni el esmalte que se saltó de tus uñas escamadas. Creeme se puede levantar una ciudad en ruinas. Se puede levantar una ciudad en ruinas. Se puede levantar una ciudad en ruinas

Ley 26.485, un poema de Mariela Gouiric.

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No te mueras, pibe, pensá lo que quieras, contá lo que quieras, decí lo que quieras, pero no te mueras. Trepate a tus sueños, hacelos bandera, saltá las barreras, pero no te mueras. Gritame a la cara, tu bronca, tu pena, mi error, tu condena, pero no te mueras. No hay nada, ni nadie, que valga la pena, que tan solo pienses que tu muerte es buena. Hay que amar la vida, de cualquier manera, abrazame fuerte, pibe, pero no te mueras. Que se mueran ellos, los que te condenan a vivir sin alma, sin fe, sin estrellas, que se mueran ellos, la muerte son ellos, vos no, no te mueras.

José Ángel Trelles

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Como autómatas espirituales, todo el tiempo hay ideas que se suceden en nosotros, y siguiendo esta sucesión de ideas, nuestra potencia de actuar o nuestra fuerza de existir aumenta o disminuye de una manera continua, sobre una línea continua, y esto es lo que llamamos afecto, lo que llamamos existir.

Fragmento de Curso sobre Spinoza, de Gilles Deleuze, 1978.

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Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento, se hace responsable a sí mismo y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la inteligencia del régimen neoliberal. Dirigiendo la agresividad hacia sí mismo, el explotado no se convierte en revolucionario, sino en depresivo.

Byung-Chui Han.

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