Robert Adams. Summer Nights, walking
No se qué hay en este libro que me es tan familiar. Cada vez que lo hojeo, no puedo evitar viajar a mis largos veranos en una urbanización perdida entre pinares cuando era un crío. Puedo oler el asfalto recién mojado en una tormenta de verano, revivir las excursiones nocturnas por el bosque con los grillos de fondo, saborear el algodón dulce de la feria del pueblo o volver a sentir la felicidad absoluta cuando montaba a los caballitos... es que, hasta el papel desprende un aroma añejo.
Supongo que el cosmos se ha puesto de acuerdo para que se me ponga la piel de gallina con Summer Nights, waking, con unas fotos hechas a miles de kilómetros de casa pero cercanas como pocas.
Bajo mi punto de vista, otra maravilla del maestro Adams.