Día 5324
Los eslabones de la cadena que los unía se habían alargado, nunca dejaban de estar esposados, nunca dejaban de estar conectados, cuando los demonios putrefactos iban en busca de Eloy, simplemente la cadena se alargaba lo necesario, pero siempre dolía, aquella mano metálica se incrustaba en su muñeca a medida que cada eslabón se formaba en ella, como si le doliera alejarse de su contraparte en el tobillo de Eloy. Tenía sangre fresca en la muñeca, la observo sin ningún interés en particular, pasando su dedo índice y dibujándose con ella pequeñas líneas en la mano. Había paz, al fin estaba solo, al fin tenia silencio, cerró los ojos y disfruto de ello. Cuando se llevaban a Eloy para torturarlo, era su recreo, su descanso del tormento eterno que le causaba su compañero de celda.
Día 5325 Todo un día, los demonios jamás se lo llevaban todo un día, eso despertó su curiosidad, que tanto podían estar haciendo con el que requiriera tanto tiempo. Eloy había vuelto es estados deplorables, cubierto de cortaduras, sangre, moretones o quemaduras, con la vestimenta rasgada o tan golpeado que solo se quedaba en el suelo babeando hasta que se recuperaba. Pero nunca había tomado más de un día. Sintió un tirón en su esposa y miro hacia la puerta, pero nada sucedió. N.N. en aquel silencio, podía escuchar sus propios pensamientos, y no eran agradables.
Día 5327
Habían pasado tres días, sentía el cuerpo inquieto y su mente aún más. Comenzó a cuestionarse que quizá estuviera atado a un cadáver pudriéndose y aunque la idea no le desagradaba, le molestaba, y no comprendía porque. Miro hacia la puerta de costillas y nada sucedió, así como había pasado en las últimas 72 horas. Sus dedos tamboreaban el suelo latente, era un gran movimiento para alguien que usualmente estaba completamente estático por días. Día 5328
Las puertas finalmente se abrieron, y el dolor en su muñeca le indico que los eslabones se estaban reduciendo, retornando a la tira de solo metro y medio que era la usual. Esperaba encontrar a Eloy prácticamente hecho jugo y pulpa, pero cuando este cruzo la puerta, estaba en perfecto estado, su ropa ni siquiera se encontraba arrugada. N.N. ladeo el rostro, conteniendo una mezcla de emociones. _ me tuvieron sentado en una habitación como un boludo por tres días, no entiendo que quiere este castillo de mierda.
Nada, no le habían hecho nada, entonces porque se lo habían llevado, porque tres días en una habitación. Y tras unos momentos de intensa reflexión sobre los últimos tres días cayo en la cuenta, el castillo estaba jugando, no había sido un castigo para Eloy, la codependencia era un hambre muy difícil de saciar y el castillo lo sabía.