Día 15123
_ Pablito clavo… un clovito que Pablito… no…. Pablito…maplo… mierda... clavito clavo un pablito… Que clavito clavo Pablito…. En la cabeza de un calvito… che, para mi que Pablito era un asesino serial con un desorden obsesivo compulsivo, que le clavaba clavos en la cabeza a la gente… siempre con números impares de clavos… y si pablo esta acá en el infierno? Quizá es nuestro compañero de celda, ayer escuche unos ruidos de golpecitos sospechosos. Las puerta de dientes se fueron acareando, cada uno comenzó a descomponerse, cayendo de esa especie de boca que conformaba la pared, originándose una entrada entre la putrefacción que servía de puerta. Detrás de ella se encontraban cinco carceleros, cada uno en distinto grado de descomposición, el primero parecía tener derretida parte del rostro, con un ojo colgando a la altura de la nariz, el segundo tenía la carne de los dedos arraigada, estirada, formando hilos de sangre amarronada y el tercero apenas se podía contemplar, sin que el gusano que salía de su mejilla terminara por crear una fuertes nauseas, los otros dos, eran francamente indescriptibles. La puerta termino de desintegrarse y Eloy levanto la vista suspirando, luego se puso de pie sin ninguna objeción. _ Vamos a conocer a Pablo? u hoy toca de nuevo? Estaba extrañando mis sesiones de spa, díganle al gordito que tengo un nudo en la espalda, que trabaje con esmero en él. Pero los carceleros no se movieron, la cadena no creció, Eloy miro sus muñecas esperando que el dolor por los eslabones comenzaran, pero nada sucedió. _ Son lindos o sea ese ojo colgando de tu cuenca es súper artístico Roberto, y me encanta que nos visiten pero usualmente no vienen a tomar el té.
Los guardianes levantaron su brazo y al unísono señalaron a N.N. una uña cayo del dedo de uno y reboto contra el suelo, quedando al lado del pie de Eloy. _ mmh… si vomito en este rincón? Alguno se ofende? -los cinco se acercaron a N.N. rodeándolo- chicos pensé que yo era su favorito… es porque estoy gordo no? …. –Eloy llevo ambas manos a su estómago y se agarró el rollo de la panza- Nah a quien engaño? nadie puede resistirse a todo esto, carne de primera.
Los guardias lo ignoraron y estirando lo que le quedaban de manos agarraron la cadena, empujando de ella para que N.N. se moviera, causando que se despellejaran sus dedos. Este levanto el rostro apenas y los miro fijo, entrecerró los ojos, observándolos, miro de reojo a Eloy rápidamente, y sin desviar la vista de los carceleros se incorporó. Los huesos de su espalda sonaron mientras enderezaba su largo cuerpo, de pie, derecho frente a ellos los superaba en altura por más de una cabeza. _ Por más interesante que sea toda esta escena de quien la tiene más larga, y me refiero a la espalda… quisiera saber qué carajo pasa? Uno de los carceleros levanto su mano, y dejando un dedo hacia arriba, señaló. Eloy lo observo confundido, frunciendo las cejas, y luego de unos segundos de reflexión dio un paso hacia atrás, pasando la mirada de los guardias hacia N.N. El piso de arriba, el cerebro, nadie sobrevivía allí más de unos días, las torturas eran largas e increíblemente dolorosas, al pasar por el pasillo podía ver como la sangre fluía de aquellas escaleras de hueso, y escuchar los gritos desde la celda donde lo torturaban. Sabía que aquello era lo último, si moría en aquel lugar del infierno se convertiría en un ser putrefacto mas o en parte de la decoración. Eloy miro nervioso a N.N. y por primera vez en aquellos casi treinta años sintió miedo, sintió la sangre tan helada como debía ser la de su compañero. Los guardias emitieron un sonido gutural que se aproximaba a un “vamos” pero N.N. no se movió, continuaba mirándolos fijamente, casi como si estuviera probándolos, midiendo hasta donde llegarían ellos, y al mismo tiempo, midiendo hasta donde llegaría el. _ Mierda, siempre quise que castillo senpai me noticeara, pero no para tanto.
N.N. tomo a Eloy de la remera, y empujándolo lo tiro al suelo, luego, simplemente se sentó y cruzo sus brazos. Dirigió su mirada a la entrada, no le hacía falta respirar para saber que el aire se saturaría con el olor a descomposición, podía oír las pisadas arrastradas de más carceleros aproximándose.