Apenas ha trascendido, pero en la mágica tarde del pasado 24 de mayo, en Lisboa, Raúl tuvo una aparición pública que provocó el delirio de la hinchada madridista apenas unas horas antes de la conquista de la Décima. En la plaza del Rossio, donde estaban 15.000 aficionados merengues, Raúl irrumpió, micrófono en mano, y se puso a tararear las canciones que durante años atronaron el Bernabéu acompañando sus goles...

Con el Madrid puso su firma en 323, cifra que le mantiene aún como máximo goleador de la historia del club (por delante de los 307 de Don Alfredo Di Stéfano). También mantiene el récord de partidos defendiendo la camiseta blanca, con 741.

Para este prodigio de la Colonia Marconi, todo empezó hace justo 20 años. El 29 de octubre de 1994 hizo su debut en Zaragoza, gracias a un acto de fe y sabiduría de Jorge Valdano, que intuyó en ese niño de 17 años, de piernas enjutas y arqueadas y nariz aguileña, un talento competitivo tan descomunal que pasaría a adquirir la categoría de leyenda y mito para el madridismo.

El Buitre. En La Romareda no sólo se consumó esa noche la titularidad de Raúl, sino la suplencia de Butragueño. El chaval tardó poco en avisar de lo que se avecinaría. A los dos minutos hizo un desmarque eléctrico, regateó al gigantesco Cedrún y falló el gol por tirar con su pierna mala, pero volvió loca a la zaga zaragocista. En su debut en el Bernabéu, marcó un golazo al Atleti. Y así hasta acumular un torrente de títulos y reconocimientos, capitanía incluida en sus últimos años en el Bernabéu (de 2003 a 2010, tras irse Hierro).

Raúl se despidió también en Zaragoza, ironías del destino, y lo hizo metiendo el famoso gol del cojo, logrando de forma heroica un tanto que fue el preludio de la victoria. Después enamoró a los alemanes del Schalke, siguió magisterio en el Al-Sadd y ahora va a la conquista de América. Raúl, todo empezó hace 20 años...