Publicidad de Ladrillería La Huerta con el conjunto Buentono de Miguel Ángel de Quevedo.
1925
Paisaje zapatista - La guerrilla ["Trofeo mexicano"], 1915 - Diego Rivera [Óleo sobre lienzo]
Pabellón suroeste del Sanatorio Rendón Peniche [hoy Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM], Industrial, Mérida, Yucatán , 1919 [modificado] - Manuel Amábilis y Gregory Webb
José Guadalupe Posada, Altar de la virgen de Guadalupe
impresa por Antonio Vanegas Arroyo, ca. 1910.
La Ciudad Nocturna del Centenario
Durante el mes de Setiembre de 1910 y especialmente durante las noches del 15 y el 16 de Setiembre (durante las que se celebraron respectivamente el cumpleaños de Porfirio Díaz y la ceremonia del Grito de Dolores), la ciudad de México fue el escenario de una serie de rituales políticos a los que asistieron no solamente delegados de distintas partes del país sino también delegaciones diplomáticas internacionales de muchos otros países. Entre dichos rituales destacan la dedicación de obras que no se terminarían como el Palacio Legislativo (convertido décadas después en el Monumento a la Revolución) y de otras que sí se terminarían como el Angel de la Independencia, además de una serie de desfiles por las avenidas más importantes de la ciudad y visitas a algunas de las obras de infraestructura que el estado había implementado recientemente. Durante las noches de dicho mes la ciudad fue escenario de un espectáculo distinto al verse iluminados, a veces mediante arreglos ornamentales bastante complejos, no solamente monumentos como la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional, sino también edificios de compañías particulares y residencias privadas que se integraban de esta manera a la escenografía nocturna del régimen. La noche del 16 de Setiembre espectaculares fuegos artificiales iluminaron el lago de Chapultepec, mientras que de acuerdo a cálculos de la época, seguramente exagerados, solamente para iluminar la superficie de la Catedral se utilizaron aproximadamente cien mil luces individuales. Esta ciudad etérea quizás se aproximaba más a lo que el historiador Mauricio Tenorio ha llamado la ciudad ideal, moderna, electrificada y bajo el rígido control de las fuerzas del orden estatal imaginada por el régimen Porfirista que la ciudad iluminada por la luz del día, donde eran más visibles las múltiples manifestaciones de lo que dicho régimen entendía como su ‘atraso,’ entre ellas la presencia de migrantes indígenas a la capital, muchos de los cuales vivían en condiciones de pobreza, así como las falencias más que evidentes de su infraestructura urbana. Es así que las fotografías de esta ciudad nocturna llena de siluetas fantasmagóricas nos transportan a un espacio difícil de definir donde se entrecruzan las presencias solamente fragmentarias de algunos de los monumentos más emblemáticos de la capital y los deseos y fantasías de un régimen desde hace mucho difunto y que se encontraba ya, cuando dichas fotografías se tomaron, bastante próximo al comienzo de su final.
Iluminados de arriba hacia abajo: La Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el edificio de la Cervecería Cuauhtémoc, el de la compañía Luz y Fuerza, una residencia particular y un arco triunfal de la Colonia Roma.
In 1916, New York City had passed landmark zoning laws that regulated and limited the mass of buildings according to a formula. The reason was to counteract the tendency for buildings to occupy the whole of their lot and go straight up as far as was possible. Since many architects were not sure exactly what these laws meant for their designs, a series of four step-by-step perspectives demonstrating the architectural consequences of the zoning law was needed. These four drawings would later be used in his 1929 book “The Metropolis of Tomorrow”. The zoning law’s were important because its fundamental effect on the tall office building was that the architect was no longer a designer of mere facades but a sculptor in building masses.
The four illustrations accompanied its respective stage. Stage 1 was described as a shape that the law puts into the architect’s hands. He can do nothing to it, but he can vary it in detail as he wishes. it is a crude form which he has to model”. Stage 2 was the act of cutting into the mass to admit light into the interior. Stage 3 translates the sloping planes of the envelope into rectangular forms which will provide more conventional interior spaces and which can be more economically constructed with steel. Finally, after contemplation of stage 3, stage 4 is entered upon. Steps, because of their small dimensions, would not prove an economic venture to steel. Steps that do not conform to the steel grill should be removed, as well as the uppermost floors, because it was seen as excess rental space, and would not justify the expense of the building. Presumably the end of the fourth stage has to do with the façade, which is where Corbett and Ferriss didn’t exactly see eye to eye.
In terms of this fourth stage, Corbett’s vision was more neoclassical in style, exhibiting columns along the antiquely ornamented façade, while Ferriss’ drawings suggested a soaring, crystalline, machine-like building of steel. Over the years, Ferriss’ prototype became more popular and more frequently used, and subsequently, Corbett abandoned his vision and adopted Ferriss’ in order to create the Metropolitan Life North Building in 1933.
- L. Dieye
Adolf Loos, Grand Hotel Babylon, Nice, France 1913