CASI NADIE VA A SACARLO DE SUS CASILLAS
El caballo relincha, el perro ladra, la suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos rectos, la sopa, la conciencia, el alcaucil, después del dos el tres, después del hoy, mañana, casi nadie lo sacará de sus casillas. Casi nadie ni nada, porque ¿cómo tomar en serio esos latidos en que el sueño es acceso, esas miradas de insoportable lucidez en un tranvía, eso que ahora dice: Huye, pero al final, al fin y al cabo, no era más que un gajo de naranja reventado en la boca? ¿Cómo tomar en serio que una puerta dé a la tristeza cuando el arquitecto la abre al pasillo, que unos senos dibujen paralelos sus jardines cuando es la hora de ir a la oficina? Imposible negar las evidencias dice el doctor y dice bien, inútil sacar de sus casillas al honesto almanaque, San Rulfo, Santa Tecla, San Fermín, la Asunción, el caballo relincha, el perro ladra, casi nadie le ofrece en una esquina un pedacito suelto de bicicleta o trompo, casi nunca es verano en pleno invierno por razones de estricta pulimentada lógica, hay que ser lo que se es o no ser nada, y nada lo sacará de sus casillas, nadie lo sacará, y si un caballo ladra no lo sabremos nunca, porque los caballos no ladran. Bastaría un apenas, un no quiero, para empezar de otra manera el día, hervir la radio con las papas y a cada chico darle un cocodrilo para que huela a miedo en las escuelas, sacar los muertos a que tomen aire, meter las mitras en la mayonesa, actividades subversivas, claro, pero otras cosas hay; fusiles corren por las picadas, Sudamérica crece en su selva hacia la aurora, de tanto arroz bañado en sangre nacerá otra manera de ser hombre. No cito más que apenas estas cosas, saco de sus casillas a unos cuantos que todavía creen en la poesía encasillada en su vocabulario lleno de compromisos con lo abstracto. La suma de los ángulos de un triángulo, los caballos no ladran, dice el doctor, y dice bien.
Julio Cortázar.