Hay ciertas cosas que quiero. Muchas son meros caprichos transitorios, otras; lo que quiere todo el mundo, pero, sobre todo, hay deseos que me encantaría que no fuera tabú pensar en ellos. Quiero poder enfadarme sin que me juzguen o tener que ser yo la que se disculpe, con más razón si soy yo la que tiene motivos para enfadarse. Quiero poder ser arrogante u orgullosa sin tener que sentirme mal por ello, porque sé muy bien que tengo el suficiente autocontrol como para saber cuando manifestarlo y cuando no. Quiero que la gente de mi entorno no se altere porque haya cambios en mí, ¡es natural! Deseo que otros no me exijan lo que ellos mismos no están dispuestos a hacer. Pero, por encima de todos mis secretos, lo que realmente quiero es poder expresar esto en voz alta sin que me juzguen.