En la antigua Roma había muchos burdeles, pero no se utilizaban las monedas romanas estándar, los denarios y los serters, e incluso se prohibía su uso.
Se utilizaban fichas compradas en tiendas para los denarios y los serters, y las imágenes que aparecían en ellas eran a menudo obscenas.
La razón es comprensible, porque en todas las monedas romanas había una imagen de la cabeza del emperador de esa época.
Incluso la imagen del emperador entrando en el burdel era sinónimo de humillarlo y maldecirlo. Por supuesto, el castigo era severo.
En centros turísticos como Herculano y Pompeya, los burdeles eran lugares mucho más concurridos.
Con el tiempo, estos lugares alentaron a sus clientes a utilizar su propia moneda, llamada spintriae en la Edad Media.
La prevalencia de la prostitución en la cultura romana se puede inferir de la concentración de esta moneda en circulación y la abundancia de ejemplos en estos centros turísticos del sur de Italia ya mencionados.
Este era un fenómeno bastante común entre quienes manejaban dinero a diario en las monedas de los burdeles en Roma.
En el anverso y el reverso de las monedas había varias imágenes sexuales, a menudo representando a personas haciendo el amor.
Una de las teorías sobre el propósito de estas monedas era anunciar el precio de las actividades sexuales.
Además, la transferencia de este dinero entre dos personas (el comprador y el “vendedor”) creaba cierta privacidad. Esto era especialmente útil para que las personas de alto estatus ocultaran qué tipo de trabajo realizaban por la noche.
Según algunos expertos, el precio del evento estaba escrito en el reverso de las imágenes de estas monedas.
Era un sistema que ayudaba a romper las barreras lingüísticas.
Si esta teoría es correcta, significa que estas monedas son más una herramienta para hacer pedidos que una forma de pago, Por ejemplo, cuando dices "quiero el número 4" en McDonalds, se te da el dinero correspondiente. En 2012 se descubrió en Londres una moneda romana de un burdel que se estaba investigando.
Como se sabe, los romanos instalaban tiendas y campamentos en la antigua Britania.
Esto refuerza la teoría de que las monedas en cuestión se utilizaban como herramienta para cruzar las fronteras lingüísticas.
En Britania, la difusión de la lengua fue aún más lenta, pero estas monedas sirvieron para universalizar el idioma.